Maloclusión Clase I: todo lo que debes saber

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La maloclusión Clase I es, estadísticamente, la más frecuente de todas las discrepancias dentales: se estima que en torno al 60 % de la población infantil y adolescente presenta algún grado de ella, según datos publicados por la Federación Dental Internacional. Aun cuando el engranaje molar parece “correcto”, los dientes pueden mostrar rotaciones, apiñamientos o ligera sobremordida que comprometen tanto la estética como la función orofacial.

Causas de la malposición dental en Clase I

Genética, pérdida prematura de dientes y malos hábitos orales

La herencia genética explica hasta el 40 % de los casos de discrepancia dental, especialmente los relacionados con la forma de los maxilares y la densidad ósea. Si padres o hermanos muestran apiñamiento severo o dientes muy grandes en arcadas pequeñas, hay altas probabilidades de que el niño repita el patrón.

A esto se suma la pérdida prematura de piezas temporarias: cuando un molar de leche se extrae antes de tiempo, los vecinos migran hacia el espacio vacío, reduciendo el hueco que necesita el diente permanente.

Los malos hábitos orales constituyen un disparador adicional para la maloclusión. Chuparse el dedo, morder lápices o apoyar la lengua constantemente en los incisivos generan microfuerzas que, repetidas miles de veces al día, mueven los dientes hacia posiciones no deseadas.

La literatura ortodóncica advierte que un hábito mantenido más de seis horas diarias ejerce la misma presión que un bracket. Por ello, el control temprano de estas conductas es una herramienta preventiva de primer orden.

Influencia de la respiración bucal y uso prolongado de chupete

La respiración bucal modifica el equilibrio muscular de la cara. Al no sellarse los labios, la lengua desciende y pierde su papel de “expansor natural” del paladar. El resultado es un maxilar superior estrecho, incisivos protruidos y mordida abierta anterior, que se incluyen dentro de las maloclusiones Clase I con tendencia a la Clase II.

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El uso prolongado del chupete o biberón funciona de modo similar. Después de los dos años, la presión negativa que exige succionar un tetino altera la forma de las arcadas e impide el cierre correcto de los dientes anteriores.

Diversos estudios longitudinales confirman que retirarlo antes de los 24 meses reduce a la mitad el riesgo de mordida abierta, mientras que mantenerlo más allá de los tres años triplica la probabilidad de necesitar ortodoncia con aparatología funcional.

Consecuencias de no tratar una maloclusión leve

Problemas estéticos, higiene difícil y desgaste dental

El apiñamiento genera zonas de difícil acceso para el cepillo y el hilo dental. Las bacterias se acumulan en fisuras y surcos retentivos, aumentando la incidencia de caries interproximales y gingivitis. Según la Asociación Española de Periodoncia, los pacientes con apiñamiento severo presentan un 35 % más de sangrado gingival en comparación con quienes tienen una alineación correcta.

Por otro lado, los bordes incisales pueden contactarse de manera irregular, produciendo microfracturas y una pérdida progresiva de esmalte. Este desgaste diferencial provoca sensibilidad al frío y al calor, además de oscurecer el tono dental. Con el tiempo, la necesidad de restauraciones estéticas —carillas o coronasincrementa los gastos de mantenimiento de la sonrisa.

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Posibles alteraciones en la articulación temporomandibular

La articulación temporomandibular (ATM) es extremadamente sensible a los desequilibrios oclusales. Cuando los dientes no encajan de forma simétrica, los cóndilos se desplazan de su posición ideal y los músculos masticatorios deben trabajar más para lograr la máxima intercuspidación. Este sobreesfuerzo se traduce en dolores de cabeza, bruxismo nocturno y chasquidos articulares que afectan la calidad de vida.

En casos avanzados, el cartílago articular sufre microdesgarros y el disco se desplaza, generando la típica limitación de apertura bucal. Corregir la malposición dental en etapas tempranas previene estos desórdenes y evita, en muchos pacientes, la necesidad de férulas de descarga o tratamientos fisioterapéuticos prolongados.

Tratamientos ortodónticos para la Clase I

Brackets tradicionales, alineadores invisibles y expansores

Los brackets metálicos continúan siendo la opción de referencia por su eficacia y precio moderado. Permiten aplicar fuerzas continuas y control exacto de rotaciones y extrusiones. Las versiones de baja fricción y los arcos termoactivos reducen la duración media del tratamiento en un 20 % frente a sistemas convencionales de hace dos décadas.

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Los alineadores invisibles ganan terreno gracias a su estética y comodidad. Confeccionados en poliuretano de gran resistencia, se cambian cada 7-10 días y son eficaces en apiñamientos de hasta 6 mm. Estudios retrospectivos muestran tasas de satisfacción superiores al 90 % y una higiene oral notablemente mejor, ya que pueden retirarse para comer y cepillarse.

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