El desgaste dental es un problema común que afecta a muchas personas y que puede tener un impacto significativo en la salud bucal y la calidad de vida. Una de las causas principales de este desgaste es la maloclusión, una alteración en la alineación de los dientes y la forma en que encajan al morder. Comprender cómo la maloclusión contribuye al desgaste dental es fundamental para prevenir complicaciones y mantener una sonrisa saludable.
Qué es el desgaste dental y cómo identificarlo
El desgaste dental se refiere a la pérdida progresiva de la superficie de los dientes, principalmente del esmalte, que es la capa protectora externa. Este deterioro puede ser causado por factores mecánicos, químicos o una combinación de ambos. Cuando el esmalte se desgasta, los dientes pueden volverse más sensibles, frágiles y propensos a caries.
Identificar el desgaste dental a tiempo es crucial para evitar daños mayores. Algunos signos comunes incluyen dientes con bordes irregulares o planos, sensibilidad al frío o al calor, cambios en el color de los dientes, y en casos avanzados, dolor o molestias al masticar. La inspección regular por un odontólogo es esencial para detectar estos signos, ya que el desgaste puede avanzar sin causar síntomas evidentes en etapas iniciales.
Tipos de maloclusión que producen desgaste de dientes
La maloclusión se clasifica en diferentes tipos según la forma en que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí. Algunos tipos de maloclusión son más propensos a causar desgaste dental debido a la distribución desigual de las fuerzas masticatorias.
Entre los tipos más comunes que generan desgaste se encuentran la maloclusión de clase II, donde los dientes superiores sobresalen excesivamente sobre los inferiores, y la clase III, en la que los dientes inferiores están adelantados respecto a los superiores. También la mordida cruzada, donde algunos dientes superiores muerden por dentro de los inferiores, puede provocar un desgaste localizado y acelerado.

Estas alteraciones en la oclusión generan puntos de contacto anormales que someten a ciertas zonas dentales a presiones excesivas, causando fracturas y pérdida de esmalte con el tiempo.
Efectos del bruxismo y la maloclusión en el esmalte
El bruxismo, que consiste en el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, está estrechamente relacionado con la maloclusión y es una de las principales causas de desgaste dental acelerado. Cuando los dientes no encajan correctamente, el esfuerzo para morder o cerrar la boca puede aumentar, favoreciendo el bruxismo.
El impacto constante del bruxismo sobre el esmalte provoca microfracturas y pérdida gradual del tejido dental. Esto no solo afecta la estética, sino que también debilita la estructura del diente, aumentando el riesgo de sensibilidad y caries. Además, el desgaste puede alterar la forma y función de la mordida, perpetuando un ciclo de daño y malestar.
Es importante destacar que tanto el bruxismo como la maloclusión pueden generar dolor en la mandíbula, cefaleas y problemas en la articulación temporomandibular, complicando aún más el cuadro clínico.
Tratamientos odontológicos para frenar el desgaste dental
Para detener o minimizar el desgaste dental causado por la maloclusión y el bruxismo, existen diversas opciones de tratamiento odontológico. La elección depende de la gravedad del desgaste y de las características específicas de cada paciente.
Una de las primeras medidas es la corrección de la maloclusión mediante ortodoncia, que puede realinear los dientes y mejorar la distribución de las fuerzas masticatorias. En casos donde el bruxismo es un factor importante, se utilizan férulas de descarga o protectores nocturnos que evitan el contacto directo entre los dientes durante el sueño.

Además, los odontólogos pueden emplear técnicas restaurativas para reparar el esmalte perdido, como el uso de resinas compuestas, carillas o coronas dentales. Estas intervenciones no solo restauran la función y estética dental, sino que también protegen los dientes de futuros daños.
Rehabilitación oral y estética dental en dientes desgastados
La rehabilitación oral es un proceso integral que busca restaurar la salud, función y apariencia de los dientes afectados por el desgaste. En dientes severamente dañados, puede ser necesario combinar diferentes técnicas para lograr resultados óptimos.
Por ejemplo, se pueden emplear incrustaciones o coronas de porcelana para reconstruir la estructura dental, garantizando resistencia y durabilidad. En casos donde la estética es una preocupación, las carillas dentales permiten mejorar la forma y color de los dientes, devolviendo una sonrisa natural y atractiva.
La rehabilitación también implica ajustar la mordida para evitar que el desgaste vuelva a ocurrir, lo que puede incluir tratamientos ortodónticos o la modificación de la oclusión mediante procedimientos específicos.
Consejos para prevenir la erosión y abrasión dental
Prevenir el desgaste dental es posible adoptando hábitos saludables y tomando medidas preventivas. En primer lugar, es fundamental mantener una higiene bucal adecuada, cepillándose los dientes al menos dos veces al día con una pasta dental con flúor y utilizando hilo dental para eliminar la placa bacteriana.
Evitar el consumo excesivo de alimentos y bebidas ácidas, como refrescos, cítricos y jugos, ayuda a prevenir la erosión del esmalte. También es recomendable no cepillar los dientes inmediatamente después de ingerir estos alimentos, ya que el esmalte está más vulnerable.
En cuanto al bruxismo, reducir el estrés mediante técnicas de relajación y consultar al odontólogo para la colocación de férulas puede ser muy efectivo. Además, se debe evitar masticar objetos duros como lápices o hielo, que pueden causar abrasión dental.

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